viernes, 17 de febrero de 2017

UNA VIDA EN EL MUNDO DEL ATLETISMO

Todo comenzó allá por 1985 ó 1986, cuando con 12 años un amigo de la infancia me dijo que por qué no íbamos a correr un cross que hacía el ayuntamiento cada dos semanas. Por suerte o por desgracia, aquella aventura o juego de niños ha condicionado el resto de mi vida. Ese día corrí el cross donde terminaba Torrejón a continuación del Hostal, donde hoy en día es el Juncal y que por aquel entonces era todo campo y lo gané. Aquel día quedé enganchado de por vida con mayor o menor intensidad a este deporte. Desde entonces, más de 30 años viviendo y acumulando experiencias de todo tipo, de una forma u otra, en el mundo del atletismo.

1986, primeras carreras fuera de Torrejón

En el año 1986,  las ganas de hacer atletismo y la falta de un club en Torrejón, hizo que me fuera al C.M.A. Arganda, donde estuve mas de 10 años yendo a entrenar cada día y donde viví una de las etapas mas bonitas de mi vida, a nivel deportivo y personal por la gente que conocí allí y donde me "crié" atléticamente. Eso suponía que para que yo hiciese atletismo, mis padres me tenían que llevar cada día a Arganda a entrenar, una de las muchas grandes cosas que han hecho por mi y que he aprendido que ese sacrificio por un hijo es de los que mas merecen la pena para su futuro.

Los verdaderos responsables de mi vida en el atletismo

Mi entrenador Carlos Aragón, mi grupo de entrenamiento con Miguel y Juan Cadenas, Goyo, Javi Serrano, Jaime, los Barrera, Pikili, Dela, los de Loeches, los de Villarejo ... Un equipazo que nos llevó a 5 campeonatos de España de cross por equipos y sobre todo a crear una familia dentro del mundo del atletismo con Pacheco, Espada, Diego, Eva, Charito, Marisa, Virginia...
Fueron años donde el atletismo era lo que tiene que ser, un cauce para el desarrollo de la persona, a nivel físico y social, uniendo la práctica de este deporte individual a la creación de vínculos personales, donde una cosa ayudaba a la otra.

1990, Campeonato de España Junior de cross en Ciudad Real

1992, Campeonato de España promesa de cross en Guarromán (Jaén)

Con la desintegración del grupo de Arganda por ley de vida laboral y personal; mi dedicación a las oposiciones y mi nueva vida familiar, vino la fase de máxima desconexión del atletismo. Fueron las temporadas en el MARATHON y en el Marchamalo, alternando con temporadas al margen total del atletismo, donde además los costosos regresos al no salir las marcas de antes, llevaban a una desmotivación mayor y a dejarlo cada vez más.

Campeonato de Castilla La Mancha de clubs con el Marchamalo, 1996

Desde 1997 hasta 2007 las únicas temporadas en las que entrenaba y competía, era por la motivación que encontré en las competiciones de policías y bomberos, de cross y pista, a nivel nacional y mundial. Temporadas ya sin entrenador, entrándome a mi mismo y algunas sin llegar ni a federarme.

Cross Nacional de policías y bomberos

Campeonato del mundo en Barcelona 2003, junto al gran Mariano Villarubia

Campeonato del mundo en Quebec 2005

Pero el retorno definitivo al atletismo fue cuando en 2007, un amigo de juventud me dijo que por qué no íbamos a correr la media maratón de Alcalá. Decisión que igual que allá por 1985 iba a volver a condicionar mi vida. Al borde del abandono una vez mas del atletismo y tal vez del abandono definitivo, después de 20 años corriendo, era algo nuevo y motivador con todo por hacer por delante. Fueron años que seguía entrenándome a mi mismo y ya de continuidad total otra vez pero alejado de la pista, solo dedicado a la ruta: media maratón y maratón.


Septiembre 2016, última media maratón, Valladolid
Siempre había visto desde mi faceta de atleta de pista la maratón como algo inalcanzable, lo primero viendo los entrenamientos que hacían mis amigos en Arganda que me ponían los pelos de punta y lo segundo, porque era incompatible con mi preparación para el 800 y la coincidencia de la maratón de Madrid con la temporada de pista al aire libre. Así que en previsión de una posible retirada definitiva, después de haber corrido un par de medias maratones y ya alejado de la pista, en el año 2008 quise cumplir una de mis ilusiones antes de dejar el atletismo: correr una maratón. Y fue la por entonces MAPOMA, en 2008. Fue tal el grado de ilusión, que no solo no he dejado de competir ni una temporada desde entonces, sino que llevo 16 maratones desde entonces.
Por tanto, es importante hacer lo que te guste, no lo que mejor se te dé. Este es un deporte duro y de mucho sacrificio que mucho te tiene que gustar para hacerlo y hacerlo por obligación, conlleva a dejarlo tarde o temprano. En mi caso, he preferido seguir enganchado al atletismo corriendo maratones, renunciando a unos tal vez mejores resultados deportivos en la pista.




Continuidad que volvió a coincidir con la integración en un grupo en el que compartir diariamente no solo todo lo relacionado con el día a día como atletas, sino complementado con el desarrollo de un vínculo personal que retroalimenta positivamente uno al otro. Lo que empezaron siendo unos nicks en un foro de atletismo, se acabaron convirtiendo en amigos personales y cómplices fundamentales en mi vida en el atletismo. Hacer atletismo significa tener momentos buenos, pero también momentos malos. Los momentos buenos por si mismos no son suficientes para mantener la motivación indefinidamente, es necesario un grupo de iguales que te animen a ello, te feliciten, te lo recuerden y hasta te pongan los pies en el suelo en determinados momentos. Los malos momentos, por muy fuertes que nos creamos y mucho que nos guste este deporte, pueden por acabar consiguiendo que tiremos la toalla. Por eso, los apoyos, los ánimos y el compartir mas cosas distintas al atletismo, son fundamentales para superar los malos momentos y seguir en el atletismo

Y faltan unos cuantas de esas personas que conoces como coincidentes en el mundo del atletismo y se acaban convirtiendo en pieza fundamental para terminar de integrar el atletismo en tu vida

Así que la primera conclusión importante que he sacado es que para permanecer haciendo atletismo, aunque sea un deporte individual, es fundamental estar integrado en un grupo en el que las relaciones de amistad y personales se entremezclen con las del deporte formando una sola.

Y para cerrar el círculo, después de muchos años sin hacer pista, regreso a ella en 2011 y desde entonces poco a poco me vuelvo a enganchar totalmente, pero sin dejar las maratones. Así, en la temporada 2014/2015, llegué a hacer maratón en otoño, pista cubierta en invierno, maratón en primavera y pista al aire libre, con récord de España incluido.



Campeonato de España de pista cubierta, Antequera 2016

A esta vida dedicada al mundo del atletismo, también he tenido el placer de sumarle el punto de vista de entrenador. Ayudando con mi experiencia a quien me lo ha pedido: atletas principiantes, atletas de más nivel, opositores y 6 años de profesor de preparación física en la Academia de Policía.

Academia de policía, en el curso básico de 2010


Desde 2016, como Director deportivo del C.D. Parque Cataluña
Con estos más de 30 años viviendo el atletismo; cientos y cientos de zapatillas de todo tipo gastadas; carreras de todo tipo: desde 400 m.l. en pista hasta maratón; miles de entrenamientos, de kms, de litros de ácido láctico, ropa, sensaciones, alegrías, frustraciones; rivales que he visto pasar con distinta fortuna... Que nadie espere que vaya a impartir cátedra, ni demuestre con una tesis doctoral cada opinión o consejo que pueda dar. Todo girará en torno a mis experiencias vividas y a lo que todavía sigo aprendiendo cada día, individualmente y en mi nueva etapa a las órdenes de Luis del Águila, que con 2 años más me llevó a batir mi propio récord de España.



Así que la intención de este blog es: hablar de todo ello en forma de anécdotas y experiencias vividas; dar a conocer un poco más la realidad del atletismo que tanta gente está empezando a vivir ahora y poder ayudar con mis opiniones sobre entrenamientos, competiciones, zapatillas, ropa, alimentación, hábitos... Cualquier cosa acerca del mundo del atletismo.

Preparado para seguir entrenando, para seguir aprendiendo, para seguir disfrutando







lunes, 13 de febrero de 2017

Y NOS PONEMOS MALOS

Aunque hacer deporte con regularidad mejora la salud en términos generales, eso no nos convierte en superhombres ni en  inmunes a las enfermedades. Ni siquiera lo demoníaco que supone que después de meses preparando un objetivo caigas malo días antes, impide que se haga realidad.

¿Qué hago? ¿Sigo entrenando lo mismo? ¿Entreno pero menos? ¿Descanso? ¿Hasta cuando? ¿Tomo antibióticos? ¿Compito? ¿Me arriesgo o no me arriesgo?

Son muchas las preguntas que nos surgen en esos momentos cuando vemos que estamos entrenando bien, que estamos cogiendo la forma, que vamos a tope y tenemos cerca la competición para la que hemos entrenado o sencillamente, que hemos cogido una continuidad que nunca habíamos tenido en el atletismo. Y de repente, te notas que estás malo y todo se puede perder.

Así quedó el programa de entrenamiento en los últimos 9 días antes de la maratón de Málaga en 2011 después de mas de 3 meses preparándola a conciencia

Por supuesto no se puede generalizar qué hacer siempre ni como nos va a afectar. Depende de la enfermedad que nos haya pillado, los síntomas, la altura de la preparación en la que estemos y de la competición de la que se trate. En la inmensa mayoría de los casos durante los días en que estamos enfermos y en los días siguientes, nuestro rendimiento va a bajar en mayor o menor medida y debemos mentalizarnos de esa posibilidad; pero tampoco perdamos la esperanza de que no sea así, también sucede que no nos vamos a resentir.

Debo avisar antes de nada que si lee esto un médico, lo más probable es que se eche la manos a la cabeza y piense que estoy loco; que muchas de las cosas que voy a decir son contrarias a las leyes de la medicina; que son auténtica apología del masoquismo y hasta del suicidio. Pero los que hemos estado en estas situaciones lo entenderemos.

Respecto a los entrenamientos, lo primero que sigo a rajatabla es que con fiebre no entreno. No tanto porque la fiebre te deje hecho un trapo y no tengas ganas de salir de la cama, que eso es lo de menos cuando de no perder entrenamientos se trata, sino porque la fiebre es un mecanismo de alarma del cuerpo que no podemos obviar y hay que respetar. Pero la fiebre rara vez dura mas de 2 ó 3 días. A partir de ahí, considero que empiezan las excusas razonables para no entrenar.

Lo segundo que sigo a rajatabla es que si no tengo fiebre, entreno. Esté como esté. Malestar, dolor de cabeza, de garganta, tos, flemas... Cualquier síntoma similar puede limitar el entrenamiento que hagamos y las sensaciones que tengamos serán peores, pero sumamos entrenamientos. Incluso en síntomas leves o iniciales de manifestación de alguna enfermedad, salir a rodar suave me puede ayudar a disminuirlos  o cuanto menos, no me los agrava. Evidentemente en estas situaciones, lo normal que vamos a hacer es salir a rodar suave entre 30 minutos y 1 hora, no vamos a hacer entrenamientos de intensidad ni tiradas largas.

Dos ejemplos de casos con resultados opuestos en entrenamientos:

Dos semanas antes de la maratón de Alcalá hago un 2x6000 recuperando 2´, a 3´30" el primero y 3´15" el segundo. Esa misma semana empiezo con una infección en los ganglios de la ingle que adquiere tal grado que me obliga a acudir urgentemente al hospital. Comienzo tratamiento con antibióticos, Augmentine, y días después aún con la infección y los antibióticos, hago 19 kms con los 10 kms del medio a 3´20" con idénticas buenas sensaciones. Es decir, que ni una infección, ni la toma de antibióticos tiene por qué reducir el rendimiento. No siempre es así.

Sin embargo, en la semana siguiente a salir de una gripe, el entrenamiento de 3x(1000+500) previsto fue imposible sacarlo; los 500´s solo pudieron salir a 1´30", cuando la semana anterior había hecho 2x(3x500) a 1´22". La gripe me dejó el rendimiento por los suelos las dos primeras semanas. A partir de la tercera es cuando empecé a entrenar con cierta normalidad.

Series después de la gripe. Solo el irme a San Sebastián de los Reyes buscando mejor pista que la habitual de Torrejón, ya apuntaba que no me encontraba con mucha confianza
Cuando se trate de competir, salvo que se trate de una prueba que sea única, es decir, que tenga que ser esa o nada (una final, un gran campeonato, una maratón, la última prueba de la temporada, etc), teniendo en cuenta que es probable que el rendimiento se resienta, no es recomendable arriesgar. Si es la prueba objetivo, asumiendo que el rendimiento pueda resentirse y teniéndolo en cuenta en la valoración del resultado al finalizar, por supuesto que la corro.

Dos ejemplos con casos opuestos, en distancia larga y en corta:

Maratón de Malaga 06/12/2011, corro los 10 kms del trofeo Jose Cano en 32´34" el 27/11 y al día siguiente, a falta de 10 días para la maratón, empiezo con anginas, fiebre y tratamiento de antibióticos (no estoy seguro pero creo que Clamoxil). Aquí aparte de la bajada de rendimiento propio por la enfermedad, y lo bajo que noté que me dejaron los antibióticos, lo peor fue que las anginas solo me dejaron tragar cosas líquidas durante la semana de la maratón y eso me hizo llegar con los depósitos de glucógeno al mínimo.

Marca prevista antes de la enfermedad: 2h34´
Marca final después de la enfermedad: 2h47´

Maratón de Malaga 2011. La mayor petada y el día que peor lo he pasado en una maratón. En el km 24 ya vacío, recuerdo parándome a comer fruta en los avituallamientos a puñados para poder terminarla.
Con lo cual, debemos tener en cuenta no solo la enfermedad que padezcamos, sino que en ocasiones son los síntomas o efectos de la misma los que nos van a provocar unos perjuicios colaterales peores. Por ejemplo, no puedo tragar por las anginas, entonces no llego bien alimentado.

No solo en maratón pasan estas cosas. Sin ir mas lejos, el 22 de enero de este año, después de haber estado con fiebre y gripe desde 10 días antes, competí en un 1500 y tanto el resultado, como sobre todo las sensaciones, fueron horribles:

Marca prevista antes de la enfermedad: 4´00
Marca final después de la enfermedad: 4´08"


1500 después de una gripe, horrible, bloqueo muscular desde la salida

Pero no siempre es así de trágico.

En la maratón de Rotterdam 2010, unas anginas con placas desde 72 horas antes que me impedían tragar, me hicieron dudar si tomar antibióticos y correr o no tomar antibióticos para no debilitarme mas pero arriesgando una subida de fiebre (porque por supuesto que lo de competir ese día no lo dudé). Opté por no tomar nada y arriesgar. Creo que fue acertado porque no me subió fiebre y el rendimiento final no fue tan bajo como esperaba:

Marca prevista antes de la enfermedad: 2h30´
Marca final después de la enfermedad: 2h33´

Maratón de Rotterdam 2010, con estas pintas de enfermo momentos antes de la salida.
Es decir, que padecer una enfermedad por si sola, no tiene por qué hundirnos. Si no hay fiebre, no tomamos antibióticos y podemos alimentarnos bien; no perdamos los nervios de cara a la competición por ello.

Y también en la pista, con exigencias mas explosivas, podemos mantener la esperanza de un buen rendimiento y no solo saliendo de la enfermedad, sino hasta en el caso extremo del pleno proceso febril. Y aquí, además me salté el primero de los casos que exponía: no correr con fiebre salvo prueba única. Se terminaba la temporada de pista del 2014 y sabía por lo que había entrenado que podía batir el récord de España de 800 ese día 10 de julio. Pero el día 9 comienzo con dolor de garganta y el día de la carrera me levanto con fiebre. Todo el día con fiebre y dudo si ir por la tarde a competir, pero decido intentarlo. No tenía nada que perder.

Justo antes de salir de casa hacia el 800 de Majadahonda.

Pues la fiebre no afectó a mi rendimiento en esa competición, conseguí hacer el récord de España



























Respecto a la toma de antibióticos, siempre intento evitarlos todo lo posible y solo en determinadas circunstancias los tomo. Aunque después de la experiencia de la maratón de Alcalá que he mencionado antes, en que la toma de Augmentine no me lastró, tal vez me replanteé esto en futuras ocasiones. Lo que sí tengo claro es que el hecho de tomar antibióticos no me impide entrenar ni competir. La mayoría de los antibióticos son un tratamiento de 7 días mínimo, ¿alguien piensa que podemos estar una semana sin entrenar porque sí? Excusa razonable para el que la quiera coger. Lo único en lo que hay que tener cuidado, es en leer el prospecto del antibiótico que estemos tomando, porque hay algunos que tienen como efectos secundarios contracturas musculares y doy fe que es cierto. Recuerdo un antibiótico que me mandaron de esos que se toman durante 3 días y a los 500 mts corriendo, sentí un pinchazo en el gemelo que me tuve que volver andando a casa. Al leer el prospecto, entre los efectos secundarios se encontraban los calambres o contracturas musculares.

Conclusión: si tenemos la mala suerte de caer enfermos dentro de las dos últimas semanas antes de la carrera objetivo, debemos ir asumiendo que por una cosa o por otra, nuestro rendimiento es bastante probable que ser resienta en mayor o menor medida. Desde una pequeña pérdida hasta la catástrofe. Hay que mantener la calma dentro de lo posible, ver los efectos de la enfermedad en cuestión sobre nosotros y qué tomamos contra ella. La fiebre es uno de los síntomas que peor nos deja y los antibióticos también pueden terminar de rematarnos. Pero no perdamos la esperanza, también hay situaciones de enfermedad y antibióticos en las que no vamos a notar bajón alguno a la hora de la competición.